MI propia "nada".

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sábado, 19 de marzo de 2011


Supongo que todos tenemos una imagen adjudicada a nuestro mal, a nuestro demonio, sea del tipo que sea... Normalmente la imagen corresponde a algo que de pequeños nos ha aterrado o ha supuesto un shock en nuestra tenebrosa imaginación infantil. En mi caso es la nada de "La historia interminable", esos ojos encendidos en rubí, en mitad de la oscuridad total, dejando tras de sí exactamente eso; la nada, todo muerto, arrasado, quemado, demolido...
La desolación de un lugar recóndito de mi anatomía que se funde con mi espíritu, que tiene la capacidad de ser en diversos estados, el físico, el emocional, el sensitivo...
Trato de hacerlo fuerte imaginándolo fértil, rebosante de vida, plantas inexistentes, árboles infinitos, tierra húmeda, océanos inmensos y profundos, cielos poblados de estrellas, olores de frutas silvestres...
Pero entonces llega la nada, me enfrento a ella jurándome que soy más fuerte, que mi estado mental es imperturbable, que puedo canalizar la energía del entorno positivamente para derribarla... Ella se arrastra lentamente entre las sábanas de mi cama, como siempre suele sorprenderme por la noche, como las pesadillas de un niño, suavemente se convierte en humo capaz de fusionarse con mis entrañas, abraza con la destreza de una serpiento lo más profundo de mi ser, de mi feminidad, se ríe de mi... lo llena todo de vacío... casi sin darme cuenta me va derrotando, absorbe mi energía, me debilita, me deja como anestesiada...
Falta de deseo, de fuerza, de ganas, de libertad, con mis capacidades mermadas al mínimo, me asomo a mi pequeño reino y observo los árboles reducidos a cenizas casi imperceptibles, los océanos secos, como cavidades lunares vacías, sin rastro de los olores, de la vida, del color y la humedad de una tierra que imaginé fértil y poderosa...
Una vez más me ha quitado el sentido, me ha abatido y ha perforado la delicada estructura con la que fabrico mis sueños los siguientes treinta días, a la espera de que un día yo le de miedo a ella, y me abandone como un enemigo aburrido de que le ignores... Dándose por vencida al encontrar que mi paraíso personal está ocupado por mi sueño que ha tomado forma humana y está lleno de vida.